Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SCHADENFREUDE

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta tercera propuesta es el término alemán SCHADENFREUDE, que viene a significar la "alegría por el mal ajeno" Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de MAYO

Relatos

OCT21. A LAS CINCO DE LA TARDE, de Nuria Casado Marco

Con la mochila al hombro cargada de recuerdos, emprende el viaje. Mientras sube la escarpada colina entre violentos espasmos sanguinolentos, va despojándose de los momentos y vivencias que han marcado su dilatada vida. Ve con claridad la miseria de sus primeros años de maletilla, el arrojo en las plazas cuyo reflejo quedó en su cuerpo marcado de cicatrices, y las heridas que no se ven, las heridas del alma. Recuerda como los escasos momentos de gloria fueron catapultados por el alcohol y los excesos. Una nube cruza su rostro al ver nítidamente la imagen de la mujer que amaba, la que tanto le cuidó y a la que dejó marchar, el desencadenante que propició el vertiginoso descenso a los infiernos.
Por fin llega a su destino, puntual a la cita. De pronto, el aullido del viento se transforma en vítores, el graznido de las aves en aplausos. Con gesto concentrado se ajusta la montera, separa las piernas, adelanta el mentón desafiante, despliega su capote con garbo torero dispuesto a ejecutar una verónica y a enfrentarse a Ella con honor, a una muerte segura, el último lance. A las cinco de la tarde.

OCT20. VOLUTAS DE HUMO, de Mari Carmen Brun Martín

Apoyada sobre la mesa del despacho, le esperaba ocultando la belleza de su figura entre sinuosas volutas de humo. La noche anterior se habían conocido en un club de alterne. Era hermosa y deseable como no había conocido mujer alguna.

Todo ocurrió deprisa, en una llamarada de orgía y de pasión…

Le rogó, le suplicó, que dejara aquella absurda rutina que era su vida: familia, trabajo, amigos; que vivirían intensamente, que ella le enseñaría la verdadera felicidad…

Por más que insistió, el no quiso escucharla.

Acostumbrada como estaba a que nadie se resistiera a sus deseos, le aseguró que volvería.

Una noche se sintió indispuesto, dio las buenas noches a su esposa y se fue a descansar. Sentada al borde de la cama, estaba esperándole aquella extraña mujer, que ocultaba su figura avejentada y decrépita entre sinuosas volutas de humo…

OCT19. LA SIGUIENTE, de Virtudes Torres

Debéis creerme cuando os digo que amo a la vida más que a nada en este mundo.
Debéis creerme si os digo que la amo tanto como a mi madre, pues por ella soy.
Debéis creerme si os digo que daría mi vida si de ella dependiera la de mi madre.
Pero deseo tanto vivir…
Por favor mamá: ¡anula tu cita con la Clínica!

OCT18. TU COMIENZO SIN FINAL, de Ana Belén Rodríguez Piqueras

Introduje la llave y no estabas. Últimamente salías más tarde de trabajar. Decidí esperarte tumbada en el sofá. Recuerdo que estaba cabreada porque siempre llegabas de noche a casa. Tan poco puntual como de costumbre, pensaba.
Me quedé dormida. Al cabo de varias horas desperté y te llamé sin respuesta, subí al segundo piso y allí me sorprendió tu muerte entre las sábanas.
Te fuiste como llegaste, de hurtadillas, sin temor a nada. Te fuiste valiente y directo. Sin rodeos, en una semana, sorprendiste al calendario y exprimiste los meses que nos dijeron que te quedaban. Te bastó un largo sueño para dejarme tu adiós.
Esta quizás sea la historia más triste de todos los tiempos, porque no tiene final. Final tienen los cuentos, los derroteros, el mar. Final tiene el principio y hasta la mitad. Final tiene quien lucha y quien espera en el hogar. Final tiene el que sueña porque sabe que tiene final. Final tiene la espera y el rocío al despertar. Sin final solo está la muerte, porque en ella todo es comenzar. Comenzar de nuevo a andar solos, comenzar a despertar, comenzar a vivir sin ti que para mí ya es suficiente final.

OCT17. CARTA DE UNA MADRE, de Fernando da Casa de Cantos

Esta es mi última carta. Me despido de este mundo dedicando unas líneas a quienes más quiero, mis verdaderos hijos.

Todos vosotros me sobreviviréis muchos años. Alguno casi se convertirá en inmortal. Os deseo lo mejor, espero haberme comportado como una buena madre. No quisiera el mal para ninguno de vosotros, por pérfidos o rufianes que seáis. A ojos de la mayoría rezumáis desprecio, pero no para mí. Una madre siempre ama a sus hijos.

Ochenta y tres hijos, qué barbaridad. No sé cómo pude aguantarlo. Mi amiga Margaret solo tuvo uno y casi muere en el intento. Otras se pasan la vida intentando engendrar y nunca llegan. Le echan la culpa a las circunstancias, a terceras personas, a la búsqueda infructuosa de su pareja ideal… Se creen las mejores y más fértiles. Infelices, tal vez solo sirven para crear pequeños cuentos que les publicará algún amigo a cambio de un tarro de mermelada.

Tras el trajín, el sueño
tras los mares tormentosos, el puerto
tras la guerra, la paz
tras la vida, la muerte: ese es mi deseo

Recordad siempre estas palabras, me acompañarán hasta la eternidad. Nadie escapa de su destino.

Con amor,

Ágatha

OCT16. A MI QUERIDO AMIGO JAVIER, de Jesús Alfonso Redondo Lavín

—No tengo ninguna duda, señor juez, es su letra y es su firma.
Era una letra agradable, regular, de claro trazo en azul grueso, hecha con su inseparable pluma estilográfica. Yo, en la oficina, la había visto muchas veces.
Cuando se jubiló, Javier, nos advirtió que si le regalábamos, como a otros, la bandejita de plata con la firma de los compañeros, ésta acabaría en el cuarto de baño de su casa como posa-jabonetas. Buscamos y dimos con algo más acorde a sus aficiones: una buena pluma estilográfica.
Su cita con la muerte llegó tras cuatro meses de posoperatorio. Los antibióticos luchaban contra las infecciones y le proporcionaban algunos días lúcidos; escribía en tinta azul su testamento, ahora entre mis manos. Pero las recidivas se sucedían hasta que los medicamentos y su cuerpo perdieron la batalla.
—…esposa, si muero, cuando muera, cúbreme el rostro; de niño me obligaron a besar la fría mejilla de mi padre; es un horror en mis recuerdos….
—…si muero, cuando muera, incinera mi cuerpo y esparce las cenizas en las Hoces del Duratón, donde vuelan los abantos, frente a la ermita de San Frutos, en el acantilado….
—Señor juez: definitivamente, sí, sí es su letra.

OCT15. UNA VEZ EN UN LUGAR UNA JUSTICIA, de Marcos Santander

Buena parte de los habitantes de aquella ciudad conocían día y hora en que con toda seguridad iban a asesinarlo. Sinesio Restrepo del Moral, un floreciente y conocido empresario con conexiones financieras en los grandes centros de la cosa en el país. La ciudadanía sabía de su falta de escrúpulos y mano de soplete acetilénico con la que saneaba, cambiaba, vendía, compraba cualquier bien y vida sin tener en cuenta nada más que su huérfano interés. Era un hijodeputa inmenso como un ochomil, por eso a la gente tampoco importaba demasiado que lo fueran a asesinar. «Comunico a la opinión pública que el día tal a las tal voy a ser asesinado», había dicho en más de una ocasión en medios de prensa, y muchos oyentes y televidentes exclamaban al unísono, «Que te jodan cabrón» Finalmente, llegaron tanto el día como la hora y, después de los adecuados preparativos, aquel collar de metal alrededor de su cuello y las tres o cuatro vueltas de aquella barra roscada de paso ancho hicieron su cometido. Hacía pocos meses que se habían endurecido las penas para todos los delitos económicos que fueran contra los intereses de la mayoría de los ciudadanos.

OCT14. EN BUSCA DE LA SOLUCIÓN, de Nicolás Megías Berdonce

Desde que supo la noticia, no se movió de aquella habitación rodeado de libros por todos lados, apilados en el suelo, sobre la mesa, en la cama, libros que hablaban de ciencias ocultas, que trataban el más allá, tomos enteros sobre Egipto, el Budismo e incluso sobre la mitología griega y romana, otros que hablaban sobre la reencarnación, pero en ninguno encontraba lo que buscaba. El tiempo se le agotaba, pero sabía que la solución debía de estar en alguno de ellos.
Se gasto su dinero en adquirir todos los ejemplares editados que hablaban o estaban relacionados con la muerte a lo largo de la historia y en todas las religiones, pero no lograba hallar la solución.
Se resignaba a aquella cita con la muerte que el doctor le había concertado para dentro de unos meses, se resignaba a desaparecer sin más, a no encontrar una solución a la temida defunción. Pero sin esperarlo y hojeando aquellos libros se le adelantó la cita, cayó ya sin aliento sobre una de aquellas página en la cual se podía leer: » Receta para una vida eterna «

OCT13. MUERTE, de Mila Higueras Moreno

Te recuerdo, muerte
Tu color, y tu frío
Mármol de carraca
Tierno, helado y sombrío
Donde tirado yacías en el suelo,
Con una mirada ,que no era de miedo
Mirada serena, sonrisa en el rostro,
Pensé que permanecías dormido y no moribundo
¿por qué sonreías, que dulzura tenías,
que pensaste, mi vida,
en tu ultimo minuto de vida?

OCT12. CITA CON LA MUERTE, de Estibaliz Dilla Muñoz

Miré de nuevo el reloj. Las 21:15. Después de un rastreo rápido por la barra del bar, me encontraba esperándote una vez más. Ya lo sé, soy asquerosamente puntual. Sí ya sé, no aprendo. Pero es que, no lo puedo evitar, mira que lo intento, trato de entretenerme con alguna cosa que hacer en casa, pero no hay forma, ni siquiera el tráfico y los semáforos me ayudan. Llegué a las 21:00, ni un minuto más , ni un minuto menos. Pensé que aquel día quizá sería diferente. Ibamos a celebrar nuestro primer aniversario de convivencia. Había sido un año difícil pero al final parecía que nos habíamos amoldado. Miré el móvil, ni siquiera te habías dignado a escribir un mensaje para decir que llegabas más tarde. Decidí acercarme a la barra del “Luna Azul” y pedí una caña.
Cuando ya había pagado la segunda eran las 21:40.Salí del bar con una mala hostia que me hizo llegar en cuestión de segundos al coche. Justo iba a girar la llave de contacto, cuando sonó el móvil. Llamaban del hospital, que habías tenido un accidente con la moto, pero no me esperaste, para una vez que llego tarde.

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OCT10. RAWAN, de Nieves Martínez Menaya

Cae la noche sobre la arena exhausta . Desde la puerta, observa las paredes que le darán cobijo, pero ha de darse prisa: hoy será ella quien prepare el caldero para lavar sus pies. Con el ímpetu que le ha hecho recordar al temible siroco, de pronto el hombre entra, se sienta frente a ella y le invita a frotar sus pies descalzos. Siente una náusea: su ropa huele a orín y queso rancio. Mientras le lava, una mano tenaz dirige su barbilla y le obliga a mirar, pero sus ojos buscan el centro de la tierra. Ante su indiferencia, el hombre escupe airado una mezcla de hierba y de saliva. Rawan no tiembla, pero por su garganta pasa todo el agua salada que cabe en el desierto . Ante él, su ropa cae definitiva y ahora su piel inexplorada brilla con la tibieza de un cervatillo acorralado. En ese instante, una fuerza animal le hiere las entrañas y de su vientre brota la sangre confundida. Rawan se va, se ha ido. Ahora ya es pájaro que vuela. Su cuerpo y sus heridas ya no le pertenecen. Cuando amanece, en las dunas el viento peina la luz de la mañana.

10 Septiembre 2013.-Niña yemení de ocho años fallece tras sufrir graves lesiones y desgarros internos en su noche de bodas (Reuters Agency) In memoriam

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