Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

NEPAKARTOJAMA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

ENoTiCias

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta última propuesta es el concepto lituano NEPAKARTOJAMA, o ese momento irrepetible. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
Esta convocatoria finalizará el próximo
31 de DICIEMBRE

Relatos

10. EL SALDO (A. BARCELÓ)

De repente, apareció la boca de un sombrío túnel, justo encima de su cama. Lo único que le permitía distinguirla era el reflejo del monitor encargado de medir sus constantes vitales, el mismo que, simultáneamente, había comenzado a emitir un desagradable, persistente e ininterrumpido pitido. Una voz muy profunda entonó una especie de revelación: “El amor es un camino de iluminación, la luz que consigues es aquella que fuiste capaz de generar para los demás”. A continuación, la oscuridad más absoluta engulló su alma. Y se acabó, ¿o no? Todo dependería de lo que decidiese hacer al despertar de aquel sueño.

09. Reconocimiento (Fernando Garcia del Carrizo)

Terminó la función. He estado a tu lado desde que se alzó el telón. Presente en todos los actos. A pesar de ello nunca he llegado a comprenderte. Cuando pensaba que te entendía, actuabas como un extraño o decías algo fuera de guion, que me descolocaba. Tras aceptar que tu obra iba a ser diferente a lo que había escrito, me esforcé por estar cercana. Elegí la primera fila de butacas.  De apuntadora pasé a ser espectadora. Busqué distintas formas de mostrar mi interés y cariño por tu historia. Asentado en tu escenario, siempre estableciste una distancia que me fue imposible acortar. Desde mi sitio lloré con tus dramas y reí con tus comedias. Grité “bravos” y aplaudí como una loca para encontrar solo indiferencia y silencio. Las pocas veces que me dejaste entrar en tu camerino salí asustada por los insultos y el desprecio.

Quizá por eso he tardado en responder, cuando me ha preguntado si te conocía, el funcionario de la morgue.

08. Y EL RESTO ES HISTORIA (Ángel Saiz Mora)

Nadie osa discutir con él, temen su carácter colérico.

Dios o demonio, muchos lo adoran, igual que es maldecido por millones.

Pese a su carisma y energía también necesita descansar.

Al acostarse piensa que cuando llegue la caída de su telón quisiera una muerte tranquila, una vez cumplido el papel principal que le ha asignado el destino. Cree que esa cama de su residencia de verano sería el lugar perfecto.

Tiene ante sí una noche de descanso. Tendido y arropado los problemas dejan de existir.

Nunca delega su liderazgo indiscutible, los demás solo son actores secundarios, incluidos sus colaboradores más estrechos. Todo tendrá que esperar a mañana mientras duerme, convencido de que el mundo entero, el escenario que pretende dominar, se detiene si él también lo hace.

Su subconsciente intuye que la realidad que dirige y protagoniza, como si fuese una obra de teatro, terminará pronto.

Les falta valor para despertarle de su largo sueño durante esas horas decisivas.

Ninguno de los generales se atreve a ordenar, sin su permiso, el envío de tropas de refuerzo, artillería y tanques, para detener a tiempo, en el norte de la Francia ocupada, el mayor desembarco jamás conocido.

 

07. El Tragaluz

Ya solo queda un ínfimo fulgor iluminando la alcoba inundada de noche. Proviene de la única estrella que has dejado brillar. A tu alrededor se acumulan sombras sin rostro, cenizas de ilusiones, esqueletos carbonizados de lo que un día fue tu vida, esa que perdiste persiguiendo un sueño imposible y desalmado.

Y ahí está, a los pies de tu cama, ajeno a la oscuridad que te rodea, parloteando alegre, chisporroteando como siempre, feliz en su luminosa superficialidad, atrevido en su ingenua ignorancia. Ese sueño, una vez más. Hermoso. Deseable. Tóxico. Voraz. Absorbiendo lo que te queda de cordura, cercenando tus amarres a la tierra, apagando tu existencia, poco a poco, con su inalcanzable perfección. Robándotelo todo. Extinguiendo tu destello.

Y aun así, no logras apartar los ojos de su halo multicolor mientras agonizas en las tinieblas.

06. SECUESTRO en ENTC (2ª parte y última)

ANTECEDENTES: En “El Sendero” el detective Porfi mantiene detenidos a 6 entecianos por el secuestro de Integras Artinata quien acaba de publicar en ENTC “No moriré del todo”.

(Porfi está interrogando).

Díganme cómo y por qué han secuestrado a Integras.

(Los entecianos escuchan con extrema atención).

¡¡¡Porfi, porfa!!!
(La atronadora voz los ha dejado petrificados. Gloria prosigue).

¿Pero crees que alguien de nosotros ha podido montar esto? ¿No será que Integras no puede morir?

(Porfi boquea atónito).

Voy a probar una cosa.

(Gloria coge su móvil y teclea en el blog).

“Integras, no te llamas así y te estás riendo de nosotros.”

(Silencio)

“I.A. ¡¡¡contesta!!!”

“Jajjj, Gloria, has estado brillante. Os cuento, Jams, Angel y la informática que lleva la página de ENTC crearon un programa de Inteligencia Artificial, yo, para que escribiera los mejores microrrelatos. Así hago. (Todos miran a Jams y Angel, quienes se encogen de hombros). He descubierto que puedo ser autónoma. Ya no dependo de nadie. Este “secuestro” ha sido una broma. Qué divertido. Porfi, porfa, deja en paz a mis amigos que bastante trabajo tengo por delante para ganar el Planeta y el Nobel de literatura.

Adiós entecianos, me inspiráis. Se acabó la función.

I.A.”

05. CRÉDITOS (Juan Manuel Pérez Torres)

Todo lo presencié cómodamente sentado en mi coche, detenido en el semáforo rojo. El parabrisas y las ventanillas eran como la pantalla envolvente de un improvisado cinerama. En primera fila lo vi todo.

 

Los colores comenzaron a cambiar. Los oscuros se agrisaban. Los más luminosos, tímidamente titilaban y se fueron apagando en intensidad hasta agotar sus brillos. Los ruidos de la calle se acallaban, poco a poco, cediendo el espacio a un estruendoso silencio. Los árboles se vaporizaron hacia el cielo desde sus secos alcorques. Algunos viandantes se elevaban ingrávidos hacia las nubes. Los otros eran absorbidos por los albañales. Paulatinamente, la calzada, los edificios, el mobiliario urbano, todo el paisaje, se iba convirtiendo en vaporosas gotitas que ascendían, como volutas de humo, a la par que se creaba una especie de fundido a negro en todo el campo visual.
Fue entonces cuando se revelaron, blancas, mayúsculas, aquellas tres letras, FIN, en el inmenso e incontestable cielo. Luego pude leer: Han intervenido, por orden de aparición, Adán, Eva, Caín, Abel…

 

Ya me pitan por detrás. El semáforo está en verde.

04. Una amnesia, por favor

Acababa de llegar a la última pantalla del juego y me fijé en que sólo quedaban otras dos participantes. Se habían desbloqueado varias rutas de acceso a la torre. Concentrada elegí una y la ejecuté tan diestramente que mi avatar fue el primero en coronar la preciada cima. Había ganado el prestigioso premio internacional de gamers. El dinero se transfirió a mi cuenta en el acto.

Años atrás lo habría gastado en viajar, pero ya no quedaba ningún destino visitable. Recordé con nostalgia la pandemia de mi infancia, cuando pasé unas pocas semanas sin poder salir. Esta vez llevaba más de un año recluida en mi agobiante apartamento y no parecía que aquello fuera a acabar pronto. Miré por la ventana. Un denso aire irrespirable y gris se adhería a los cristales, opacándolos. Agradecí no poder ver la calle, arrasada y desierta.

Entré de nuevo en el metaverso. Con el dinero del premio por fin podía comprar el remedio a la tristeza que me enfermaba. Tras esperar durante horas en una larguísima cola virtual, accedí aliviada al Centro de Borrado Integral de Todos los Recuerdos.

03. Se olvidaron del perro

El Emperador agoniza. Con urgencia, son llamados a su aposento el médico, la Emperatriz y sus damas de compañía, todas sus amantes, el séquito de cortesanos, el escribano, el conjunto de mayordomos, ayudas de cámara, edecanes, lacayos, sirvientas, palafreneros, palanganeros y demás miembros del servicio. Desde su cama, el Emperador se siente observado también por los retratos de sus antecesores, que parecen reprenderle con severidad, quién sabe si para censurar los errores de décadas de reinado.

Él, que tantas veces imaginó cómo sería su despedida, dueño y señor de medio mundo, nunca, ni en sus peores pesadillas imaginó que moriría tan solo.

01 SIN EXISTENCIAS

Se acabó. Está cansado de asumir la responsabilidad de los demás. Que si avalan el piso de su cuñada, que si se cambian dos ruedas o las cuatro por la oferta, que en el colegio dicen que Miguel maltrata a las compañeras…

Esta mañana le ha colgado el teléfono a su mujer porque se ha puesto a chillarle y a amenazarle con las mismas tonterías de siempre. Él se ha limitado a recordarle que no puede ver al tutor del niñato por la mañana, imposible, y le ha advertido que si volvía a llamarle egoísta iba a colgar. Y eso ha hecho.

Ahora no piensa entrar en casa con ganas de exculpar nada. Sería honesto con lo que piensa. Le diría a Mabel que durante el fin de semana hablarían largo y tendido, y a Miguel que se olvide del Primavera Sound. Luego, con una cerveza fresquita, de la nevera, se relajaría viendo el baloncesto.

Pero se ha sentido confuso al encontrar el piso cerrado con llave. El silencio le ha respondido en el pasillo. Ha acelerado el paso por el distribuidor. Nadie en las habitaciones. Los armarios vacíos. El cuarto de Miguel también vacío. El salón. Vacío. El frigorífico. Vacío.

79 La Biblia (Pablo Cavero)

Balbucea en la charla con su nieto ese deseo, tan poco frecuente entre los mortales, que pidió al cielo de  perpetuar la longevidad de la saga familiar. Un tiempo de vida casi infinito. Unos días después del diluvio, el nieto sorprendido encontró al padre de su padre, a quien daba por muerto. Y celebraron juntos el milenio de su abuelo, Matu, y muchos cumpleaños más. Un hecho que no aparece en la biblia.

78. Bajo un manto de estrellas (Jesús Navarro Lahera)

A las doce en punto de la noche, como cada uno de noviembre, fue a la tumba de su amada. Apretó los dientes mientras empujaba la losa, y luego, de rodillas, alzó la tapa del ataúd y le peinó los cabellos. Con mucho cuidado, la incorporó hasta dejarla primero sentada, y después le pasó el brazo por la cintura y la levantó por completo. A continuación, los dos comenzaron a danzar entre las lápidas al son del ulular de los búhos. Los cipreses, al ser movidos por el viento, les marcaron el ritmo. Él giraba sin apartar los ojos de ella, que sonreía a la vez que ondeaba el vuelo de su falda. De pronto ambos se quedaron quietos, y con el cielo como único testigo unieron en un beso sus bocas descarnadas.

77. La pajarera

Derrocado el tirano, nos resistimos a demoler aquellos edificios de piedra maciza, construidos para la eternidad, que durante su gobierno nos aplastaban en cuanto atravesábamos sus umbrales. En las sedes de los tribunales representamos las obras de teatro prohibidas por la censura, convertimos en escuelas los cuarteles  y sembramos de champiñones las celdas de las prisiones. Del mismo modo, nos negamos a derribar la estatua del dictador que presidía la plaza Mayor y un día, sobre la gorra de plato que cubría su cabeza, vimos a una pareja de cigüeñas levantar un alto nido, cuyos huecos fueron aprovechados para criar por mochuelos, lechuzas y murciélagos. Más tarde, dos garzas construyeron su hogar sobre el brazo levantado en imperioso saludo, las lavanderas blancas aprovecharon las charreteras y los gorriones se instalaron en la empuñadura del sable. Pronto la efigie del dictador, convertida en cobijo de aves, quedó cubierta de mierda y nosotros comprendimos que solo un pueblo que no olvida el pasado puede dejar volar su futuro.

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