Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SCHADENFREUDE

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta tercera propuesta es el término alemán SCHADENFREUDE, que viene a significar la "alegría por el mal ajeno" Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de MAYO

Relatos

NOV113. TARDE, de Luis Molina

Los gritos me alertaron, algo pasó, rápido tome su mano y salimos al palier. Obviamos el ascensor, rápidamente nos dirigimos a la escalera.
En medio del caos comenzamos a descender  los ocho pisos. Una anciana tropezó y cayó, me volví para ayudarla.
Le grité que siguiera bajando, que no se detuviera, dudó un momento y continuó. Se escuchaban gritos y sirenas, todos corrían sin detenerse a ayudar, casi a oscuras no podía cargarla, sólo hacerla bajar  apoyada en mi. Sentimos un fuerte temblor, ya sólo faltaban tres pisos, la anciana me abrazó llorando.
 –Vamos, (le dije) falta poco. Ya llegando al segundo un fuerte olor nos recibió, (era gas) que en unos instantes estalló en llamas, nos detuvimos, el fuego era intenso,  comenzó a subir por el hueco de la escalera, ni un milagro podía salvarnos.
Alcé la vista buscando refugio y la vi, era etérea.  Me tendió sus brazos y dijo; Ven.
¡Sucedió! Bajo mis pies, sentí que todo cedía,  la tomé de la mano, sentí  que me elevaba, ya era tarde, el edificio se derrumbaba, ella me sonreía mientras me llevaba a lo alto.
Mi cuerpo junto a la anciana quedó sepultado. Ella sonreía…

 www.luismolin.blogspot.com

NOV112. AGRADECIMIENTOS, de Antonio Ortuño Casas

Cada noche se queda unos minutos mirando al cielo sentado sobre una gran piedra cerca de la entrada de la cueva. Necesita hacerlo para saludar a las estrellas antes de entrar a acompañar a los suyos. Por un momento se alineará con ellas, para agradecerles el que todos hayan sobrevivido a los peligros del día y para pedirles que así sea también mañana.

Antes de adentrarse en la cueva escuchará los rugidos de los grandes animales de la selva, a la que hoy le han podido prestar uno para alimentarlos por varios días. Les agradecerá también a ellos, una vez más, el que uno haya dado su vida por él y los suyos.

Dentro en la cueva se sentirá seguro y agradecido, observando como el fuego les va a proporcionar a todos el calor y la luz suficientes, para esperar de nuevo ese mañana lleno de dificultades, lleno de vida.

NOV111. CONTRADICCIONES, de Montserrat Acevedo Jiménez de Castro

Justo cuando la temporada de verano está dando comienzo, una tarde cualquiera del mes de junio, observo como uno de los hasta ayer bonitos chiringuitos  de madera de la playa, ha ardido completamente. Un amasijo de ennegrecidos restos incombustibles, es todo lo que queda  entre cenizas y olor a quemado. En sólo una noche el todo pasó a ser nada…
Han pasado varios meses y comienza ya la temporada de invierno. Una mañana cualquiera  pero esta vez del mes de octubre, veo como varios hombres trabajan afanosamente en levantar de nuevo el malogrado chiringuito. Dos días después la edificación  vuelve a lucir hermosa y preparada ¿Para qué? En invierno los negocios playeros permanecen cerrados…
Una contradicción sin aparente respuesta, pero que me hace pensar en que por esta vez el hombre ha sido casi tan rápido  en construir, como lo fue el fuego en destruir.

 http://mosaicoderetazos.blogspot.com.es/

NOV110. OTRO FUEGO QUE BAILA, de Jorge Antolin Ruiz

Cualquier voz, cualquier cuerpo, quebraba con eficaz violencia el espejismo que con el fuego se elaboraba. Sin embargo ni el movimiento precipitado de su vestido en vuelo ni el revoloteo de hojas al aire se disipaban enseguida. Ella recordaba la danza sobre el mar de hojarascas amarillas, recordaba las olas de plumaje otoñal. El reencuentro con su amante sucedió en octubre. Las voces cantaron para ella con  tono remiso y susurrante los idiomas de una tarde cotidiana y los cuerpos se perdieron bajo un brillante amarillo atardecer. La realidad se prestó indefinidamente al delirio de aquella mujer que cada tarde frente a su chimenea se soñaba bailando.

NOV109. ESPERANDO A LOS BOMBEROS, de Leticia Oliva

Miro con angustia como crece inclemente, potente, derribando a su paso la autoestima, consumiendo como el fuego las dignidades, esta crisis que no parece tocar fondo.
Miró con impotencia los ojos de mi padre, él que fuera hombre fuerte  se quiebra ahora y deja escapar lagrimas, está frustrado… lo sé, a él no le gusta no trabajar; a sus 50 años nunca había faltado un día y ahora que ya lleva un año sin nada  ya no contiene la ira,  no lo culpo por los golpes, yo sé que papá no es malo, es su autoestima destruida.
Mi madre le riñe como si fuera su culpa, también la comprendo a ella, hace tiempo que la olla no se llena más que de lágrimas, discusiones y gritos.
Suspiro triste porque no habrá clases, así se cierra ese refugio donde entre letras y números soy libre de las inclemencias de la realidad.
Revuelvo mi té mirando a la ventana, a lo lejos el humo de las protestas  anuncia que el incendio de la disconformidad sigue consumiendo vidas, familias, y veo que la moral ya no es más que cenizas,  es una lástima que este incendio no lo apaguen los bomberos.

 http://trysha-rincon-magico.blogspot.com/

NOV108. LO SABÍAMOS, de Sergio Fernández Martinez

Era martes cuando te vi, igual que la última vez. Ha  pasado un tiempo, 43 días. Se cruzaron nuestras miradas. Sé que me vistes y ambos sabíamos lo que iba a pasar. No podía dejar de mirarte mientras  tus lascivos ojos color hielo detalaban tus deseos, ya no tan ocultos. Ellos inconscientemente me buscaban casi sin querer entre toda esa gente, ajena a este juego macabro de lujuria sin sentido. Los míos, sin embargo, seguían fijos en tí,  alternando entre tus ojos y tu falda como si ellos solos fueses capaces de decidir que me gustaba mas de tí. Los dos sabíamos lo que iba a suceder.
Tu diste, otra vez, el primer paso, sabiendo que mi perseverante timidez jugaría en nuestra contra. Yo te esperaba en la puerta del garito cuando cogiste su mano y te dirigiste hacia mi. El vuelo de tu falda casi tocó mi pantalón cuando pasaste a mi lado. E l te abrió la puerta de su jaguar y la cerró cuando ya no podia verte. Te volviste a escapar. Los dos sabíamos que esto pasaría.

 Elviajeropreventivo

NOV107. FUEGOS DE ARTIFICIO, de María del Carmen Guzmán Ortega

Cuando se vieron por primera vez surgió la chispa, no una, sino miles de chispas que salían de sus cabezas  llenando el bosque de luces de colores.
Él se acercó a ella que temblaba de emoción y deseo. Seis ojos que se contemplaban con ansia, ocho brazos que se alargaban para rozarse, pero cuando cuatro antenas se juntaron, el encuentro se convirtió, primero en un castillo de fuegos artificiales y luego en la traca final.
Parte del bosque amaneció quemado, y hay quién asegura haber visto salir de él una nave espacial que cruzó el cielo como un cohete.

NOV106. A ELENA, de Isaac Antonio Pérez Fernández

Era una fría noche de invierno y nos disponíamos a dormir mi mujer y yo. Le di las buenas noches, la bese y abrazándola por la espalda nos quedamos dormidos. De pronto haz luminoso me despertó junto a un dolor sordo en el pecho. Vi a mi mujer llorando y no oía su voz pero le veía en su rostro que gritaba, me zarandeaba notaba en mi rostro la caída de sus lágrimas, mi pecho estallo en dolor recorriendo todo mi cuerpo como el fuego abriéndose camino en un seco bosque. Gire la cabeza y dormí viendo en la mesilla mi viejo reloj que marcaba las 4:34 y el viejo retrato del día más feliz de mi vida, el día que me case.

NOV105. CON UN OSO NO SE JUEGA, de Félix Vicente

Los juguetes no pueden elegir dueño. Ese es su verdadero trauma y auténtica desdicha. Esperan ansiosos en sus cajas de plástico, moviendo apenas los ojos para no ser descubiertos, rezando en silencio por su destino incierto. El oso Fred llevaba una vida tranquila y apacible allá en los estantes superiores. Salía por las noches con su colega Spiderman, un muñeco de trapo al que la falta de su ojo izquierdo le había salvado de las garras infantiles. Desde ahí podía ver a sus colegas tirados, manoseados y luego despreciados, abandonados de cualquier manera en las cajas abiertas. El día que lo depositaron al alcance de aquellas manos párvulas y caprichosas se preparó. La estrategia ya estaba diseñada de antemano.
La niña que lo espachurró entre promesas de amor eterno y vestuario imposible no ha olvidado las palabras susurradas de Fred ni sus ojos como fuego disuadiéndola de aquello.

NOV104. EL ARDOR DE LAS PALABRAS, de Javier Ximens

Después de unos años creando el poema destinado a declarar su amor a la joven viuda —ahora ya madura—, por fin lo tenía acabado, quedándole tan solo decidir si en el verso mil seiscientos treinta era mejor poner una u otra palabra, cuestión esta a la que se consagraba durante las tres últimas semanas.
Se sentía muy gozoso de haber hallado las locuciones precisas para sus cabellos sedosos, las cejas escarzanas, la recoleta mirada, el fulgor de su sonrisa, la constelación de lunares del cuello, su exuberante castidad, los gestos de gala y así hasta las uñas de los pies: de nácar irisado. Dudó mucho con los pechos, pero se dijo que debía ser decidido y los adjetivó como melíferos. Sin embargo, estaba dubitativo hasta la extenuación para escoger la palabra adecuada al sentir de su propio corazón.
Una mañana que paseaba por el parque reflexionando sobre las pasiones que se abrirían o cerrarían por la decisión, le avisaron de que su casa estaba ardiendo. Al llegar a la devastada vivienda y ver los manuscritos calcinados, continuó preguntándose —ahora ya sin sentido alguno— si era más preciso decir que había sido el fuego o la llama.

 http://ximens-montesdetoledo.blogspot.com.es/

NOV103. EL CAMINANTE, de Nieves Torres Alonso de la Torre

La silueta del caminante se recortó contra el cielo rojizo y a Alma le dio un vuelco el corazón; por fin algo rompía la calma asfixiante del pueblo. El abrigo negro, raído y el sombrero de fieltro le daban a aquel hombre un aire misterioso.
El padre de Alma le sacó un plato de comida y le ofreció el pajar para descansar. Al caer la noche cargó la escopeta y trancó la puerta.
Los despertó, antes del amanecer, el estruendo del pajar al desplomarse envuelto en llamas. No había rastro del cuerpo entre las cenizas, sólo el sombrero calcinado. La falta de restos les confirmó el origen sobrenatural del vagabundo y la leyenda creció al mismo ritmo que la barriga de Alma.
Nueve lunas después, Alma parió un niño con el pelo rojo como el fuego y ya nadie dudó de que el mismo demonio los había visitado.
Alma, al recordar la noche en que le quitó al caminante el cigarrillo de los labios para besarlo, sonrió ante la imagen de sus dedos entre el vello rojizo de aquel pecho.
Poco después, tomó al bebé, lo envolvió contra su regazo y se fue lejos con él.

 http://nieves-debajodemisombrero.blogspot.com

NOV102. RELACIONES A DISTANCIA, de Mercedes Daza García

Ella sabrá lo que hace. Si viene o si va. Es consciente de lo que me molestan las cosquillas en los pies, su aliento helado en la nuca, el nuevo horario de visita… Y  nada, le da igual. Cuándo más  a gusto estoy en la cama, más disfruta. De sexo ¡ni hablar! Imposible. Me enciende como el fuego con sus jueguecitos de amante nocturna y luego, ni se deja tocar ni amanece a mi lado. Por no hablar de lo caprichosa que es, ahora me escondo, ahora aparezco. No gano para sobresaltos. Sinceramente, me tiene hasta las narices con tanto misterio.  Con esa  voz de ultratumba, qué  no hay quien la entienda. Mira que yo quiero a mi difunta esposa, pero se lo repetiré  hasta la saciedad… Cariño, ¡las relaciones a distancia no funcionan!

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