Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

NEPAKARTOJAMA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

ENoTiCias

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta última propuesta es el concepto lituano NEPAKARTOJAMA, o ese momento irrepetible. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
Esta convocatoria finalizará el próximo
31 de DICIEMBRE

Relatos

72. De función

A veces se debate entre el cuento o la poesía, entre la carne o el pescado, entre el sueño o la vigilia, entre ser o no ser. Haber nacido bajo el signo de géminis no ayuda. No es mujer, pero a veces le gusta sentir deslizarse por su piel el tacto del nylon de unas medias, probarse un vestido o una falda o notar el encaje de unas bragas en sus ingles. Si gana la izquierda le gusta colocarse a la derecha, solo por joder. Y si es la derecha la que gana podría exiliarse a la concha de un molusco. Si va al mar añora las cumbres y el vuelo de los buitres. En lo alto de algún monte siempre le acompaña una capa de salitre y el rumor del pedernal arrastrado por las olas. Le da igual el cine o el teatro, pero se puede reír con el drama más aciago o llorar con la comedia más absurda. Si le aman tiende a la autodestrucción y al onanismo, si le odian se entrega como el más servil de los vasallos. Cuando ama muere, como el rayo que alcanza una noguera en un valle de la Alcarria.

71. SE TERMINÓ

Adiós. Todo se terminó. Hasta aquí hemos llegado juntos.
Harta estoy de aguantar engaños, de aceptar sin rechistar frustraciones, poniendo siempre buena cara.
Tengo derecho a una segunda oportunidad, a intentar ser feliz, de ser yo misma, aunque al final no lo logre.
Cansada estoy de representar siempre el mismo papel, de ser perfecta, para que tú recibas siempre todos los aplausos.
Por eso, señor director, desde hoy mismo representaré yo mis propias obras.
¡Ya veré como me las apaño para conseguir el dinero para hacerlo!
Firmado:
La guionista

70. Gracias por todo, mi amor. (Alfonso Carabias)

Siempre fui su lectora cero, porque sus letras no viajaban a ningún lado sin que yo las hubiera leído primero.

Solía decir que toda buena historia se escondía en los detalles, en todo aquello que pasaba desapercibido para una vista poco adiestrada, y también en los silencios, por todo lo que guardaban. Y por ello se pasaba las horas anotando en su libreta ideas y fragmentos de vidas ajenas, a las que luego daba forma en su vieja máquina de escribir.

Su creatividad se mantuvo intacta durante muchos años, con una producción que público y crítica acogieron de buen grado, aunque a él nunca pareció importarle ese reconocimiento, porque solo escribía para mí.

Un día, en mi revisión diaria, encontré un par de párrafos inconexos, a los que no quise dar importancia, aunque poco después esa secuencia se repitió con mas asiduidad.

Lo que él achacaba al mal del escritor, o simplemente a la huida de las caprichosas musas, los médicos dieron un nombre menos poético.

Y como se empeñó en seguir con sus rutinas, ya infructuosas, me sentí aliviada al encontrar, el día de su muerte, una última frase anotada en su libreta, rompiendo su temida página en blanco.

69. Tercer intento Paloma Hidalgo (Fuera de concurso)

Va a volver a intentarlo. Ha llegado el momento de decir adiós otra vez. Sabe que ella no lo va aceptar. Llorará, le dirá que no hay ninguna mujer en el mundo que le hay querido ni le vaya a querer así. Que no va a ser capaz de vivir sin ella. Que se lo piense dos veces. Ella insistirá en que nadie le conoce mejor, en los sacrificios que ha hecho para que él fuera feliz. Tirará de recuerdos, de los mejores recuerdos que han vivido juntos. Y cuando termine de intentar convencerle para que no se vaya, dentro de varias horas, conociéndola, sabe que intentará darle la vuelta a la tortilla, y le confesará que ella tampoco soportaría no poder verle cada día. Y entonces, él sabrá que ha llegado el momento de recordarle que ya tiene casi treinta y ocho años, y que abandonar el nido no lleva asociado dejar de quererla, y pondrá su voz más zalamera para decirle que siempre será su mamuchi adorada.

68. PRIMERIZA

Era mi primera vez y seguí al pie de la letra todo lo que me decían los especialistas; me apunté a los cursos de preparación al parto.

Mis hormonas estaban plenas de sentimiento maternal y escribía a mi bebé todos los días, lástima que el cuaderno desapareciera para hacer hueco en el armario con el paso del tiempo. Recuerdo que el día del parto mi madre me felicitaba porque estaba respirando acompasadamente y sin quejarme…pero fueron veinticuatro horas y al final el sentimiento maternal se había ido al garete, yo sólo quería que desapareciera el dolor y desde luego ya no sabía ni siquiera si respiraba. Pero en cuanto mi preciosa niña asomó sus ojos al mundo ese dolor tan intenso desapareció y de repente volvieron mis sentimientos maternales a borbotones, entonces feliz y relajada, pensé, ya se ha acabado.

¡Qué equivocada estaba, la función sólo acababa de empezar!

67. Microrrelato a la muerte (Josep Maria Arnau)

A mi padre le gustaban los haikus y me había hablado de los poemas a la muerte. Le fascinaba la brevedad, aunque él escribía narrativa de ficción. Siempre decía que quizás la literatura no cambiaría el mundo, pero podía cambiar a las personas.

Cuando falleció, encontré entre sus papeles un sobre a mi nombre. Antes de abrirlo, di una calada al cigarrillo para coger fuerzas. Contenía un texto sin título y me pedía que lo leyese en el funeral. Con su inconfundible estilo decía:

“El último pitillo. Lo enciendo y tengo que compartirlo contigo. Formas parte de mí, ya somos inseparables. Sin el tabaco no nos hubiéramos conocido, no hubieras crecido letal en mis entrañas. Nunca he podido abandonar estas caladas profundas. Tras ellas solo quedará la colilla muerta, como nuestro futuro”.

Con su voz aún susurrando, apagué el cigarrillo en el cenicero y salí de la habitación.

66. El teatro de la vida

La luz prestada de la luna continúa enfocando el gran escenario del mundo, empeñado en representar las mismas funciones.

Una obra titulada “Guerra infinita” es interpretada hasta la saciedad. Actores y público se mezclan en exhibición macabra. No hay aplausos, solo desolación y muerte.

Otro título, “Naturaleza muerta”, representado por todo el orbe, tiene como artistas principales animales y plantas, mientras que los humanos asisten inmóviles en sus butacas a una destrucción sistemática.

El espectáculo de comedia ligera,“Pequeñas esperanzas”, ha logrado gran éxito en los distintos escenarios repartidos por la superficie del planeta. Figurantes y espectadores disfrutan desde el principio. Procuran alargarlo en el tiempo por resultarles el mejor de los mundos posibles.

Unas a otras se superponen sin fecha de conclusión. Pero señoras y señores toda función llega a su fin, este aún está por escribir.

 



65. ADOLESCENCIA DE UN DESTINO

Todos esos minutos vacíos entre clase y clase posando los ojos en todos sus movimientos para luego llegar corriendo a casa, cerrar la puerta de la habitación y buscarse uno mismo.

Esta vez eran los celos. Unas bocas desobedientes. Unos labios inexpertos, primerizos, donde la lengua, la curiosidad y la saliva se estorban y se encuentran como en un trabalenguas sin saber todavía cual era su sitio.

Sin la vergüenza del pudor. En medio del recreo.

Aquel beso era la traición del tú sobre el yo, al nosotros, al para siempre, a la primera vez. Es el fin. El del mundo también.

Había llegado el momento de madurar… Se lo repetía a si mismo una y otra vez.

Estaba sentado en el alfeizar de la ventana con el porvenir a cuestas. Con los pies en el aire. Dándole vueltas de cómo esquivarlo.

Todo estaba dispuesto: proclive (tictac, tictac…), predeterminado (tictac, tictac…).

Como si el libre albedrío, con su voz apagada, se hubiese venido abajo: y los tictac ahora se habían convertido en

Tic,

tac,

tic,

tac.

La respuesta estaba en la cornisa.

tic,

tac,

tic,

tac.

La curiosidad se precipitó en la flaqueza:

TIC,

TAC,

T…,

CHOP.

64. ÚLTIMA REPRESENTACIÓN (Belén Sáenz)

Estaba oscureciendo cuando llamaron a la puerta. Una mujer esperaba en el umbral. Me pareció apreciar un sutil aire de parentesco, una actitud maternal inquietante aunque era visiblemente más joven que yo. Le ofrecí café y respondió que sabía que yo tomaba siempre té, que lo prefería. Callé, intrigado, mientras ella desgranaba circunstancias de mi vida que ni siquiera yo mismo reconocía: que me fascinan las puertas giratorias, que lloro con los anuncios de turrón, que no me sé la tabla de multiplicar. Conocía al dedillo mi cartilla de vacunación. Cada palabra suya abría un abismo en mi alma y yo no podía evitar que resonara el eco. Me empecé a marear. Los rincones de la habitación se deslizaban sobre las esquinas como paneles móviles; los muebles y los objetos mudaban igual que piezas de atrezo. Pregunté a aquella mujer si era la Parca y le rogué que no me llevara. Me dijo que era la Autora de mis dramas y comedias. ―Personaje; no eres sino la criatura de una diosa menor. Discúlpame, mi inspiración se ha disipado y creo llegado el momento de que se apaguen los focos y caiga el telón para ti. Espero humildemente merecer tu aplauso.

63. El influjo de la Luna

Desde que los niños cambiaron los circos por los videojuegos, el alcalde ordenó desmantelarlos. Muchos trabajadores se marcharon y consiguieron reciclarse en la construcción o en la hostelería —véase el caso de acróbatas y malabaristas—. Pero la Sansona, abandonada por el Forzudo y sin empleo, decidió dar a luz en el pueblo al hijo que esperaban. Ella murió en el parto, y el niño creció salvaje y bravucón. Una noche, agitado por la Luna Llena, la rompió de una pedrada.

Ahora, solo existen dos trozos en el cielo: el cuarto creciente y el menguante. Los que habitan bajo el cuarto creciente son los afortunados. Abunda la armonía conyugal y los negocios prósperos. Sin embargo, a los que nos tocó la parte decreciente, vivimos en penuria y con parejas inestables. A pesar de todo, no debemos quejarnos. Peor suerte que la nuestra corrió el hombre lobo: su especie se ha extinguido.

62. Okupados

La situación se volvió insostenible. No nos dejó otra opción. Y siguiendo el ejemplo de cómo papá resolvió sus problemas con mamá, nos deshicimos del okupa. Desde entonces, se acabaron las fiestas a horas intempestivas con la música a todo volumen. Ya no volvería a convertir nuestro hogar en un fumadero de marihuana. Ni tampoco acumularía más montañas de basura en casa. Desaparecerían los malos olores y los bichos. Por fin podríamos dormir tranquilos, sin ese temor a que sucediese una terrible tragedia por existir un altísimo riesgo de incendio. Y sin tener que volver a soportar aquellos altercados que nos sobresaltaban cada noche porque se emborrachaba con sus amigotes. Mereció la pena el riesgo que corrimos. Se acabó.

Ahora la convivencia es muy tranquila. Nada perturba la paz de la comunidad. Seguiremos viviendo en armonía siempre que todos mantengamos la boca cerrada y cesen de una vez los malditos golpes que proceden del sótano.

61. Golpe de estado

El sol brillaba majestuoso. El teniente coronel de la Guardia Civil entró en el Congreso con una pistola en la  mano y subió solemne a la tribuna de oradores. “¡Quieto todo el mundo!”, gritó. Unos días antes, los reyes Felipe y Leticia habían entregado el premio Princesa de Asturias a Meryl Streep, Fernando Alonso lograba la victoria número treinta y tres en un gran premio de Fórmula 1 y Rafael Nadal publicó en las redes sociales que volvía a la competición después de un año lesionado.

“¡Quieto todo el mundo!”, volvió a gritar el teniente coronel en el Hemiciclo mientras las balas de su pistola y las de los subfusiles de sus hombres se incrustaban en el techo del Parlamento.

“¡Al suelo!, ¡al suelo todo el mundo!”, insistió. Pero solo la mitad de los diputados obedeció sus órdenes, porque la otra mitad se puso en pie y comenzó a aplaudir entusiasmada.

Altivo, el guardia civil miró al frente, tomó el micrófono en sus manos y proclamó ceremonioso: “Se acabó lo que se daba. Esperaremos en silencio a que llegué la autoridad competente”.

El día siguiente amaneció con una niebla densa que fue conquistando poco a poco todos los rincones.

Nuestras publicaciones