Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

QUIJOTERÍAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en QUIJOTERÍAS

ENoTiCias

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el tercero serán QUIJOTERÍAS Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 DE MAYO

Relatos

12. UNA PAREJA

Se conocieron en el balneario donde trataban sus respectivas dolencias: la de Lara, una bronquitis cronificada por años de tabaco, la de Antón una rebelde tuberculosis. Ambos suspiraban de amor por el apuesto masajista que estimulaba sus cuerpos y sus corazones. Pero, qué correspondencia podían esperar una mujer sexagenaria y un veinteañero afeminado de ese Adonis. Reclinados en las tumbonas de la piscina hablaban de él -ese cuerpo musculado, esas manos poderosas- antes de contarse episodios de su propia vida. Descubrieron que, a pesar de la diferencia de edad, tenían gustos similares: las historias de terror, los días de tormenta, los pastelitos de arroz y Charlot. Como también compartían el sueño de vestirse alguna vez de época, decidieron casarse y celebrar una boda decadente. Una fiesta que recordarían todos los días que les quedaran por vivir. Su matrimonio sería atípico, pero estaría cimentado por una complicidad más constante que el deseo, menos frágil que el amor. Así comenzaron a diseñar sus trajes, a decidir el menú del banquete, a confeccionar la lista de invitados y a preguntarse, de cara a la futura convivencia, sus hábitos personales. Cielo, ¿de qué lado de la cama sueles dormir?

11. POLVO ESTELAR (Mariángeles Abelli Bonardi)

Afloja su cinturón de Orión y, poco a poco, le baja la luna… Después de eones y eones atrayéndose, están, por fin, en la misma elipse, constelados de deseo, gravitando hacia un encuentro que parece inevitable…
Con ambos en plena ignición, llega el acople perfecto: «Supernova» dicen, al mismo tiempo, en el Mar de la Tranquilidad, ahora ingrávidos…

 

10. Los amantes de Teruel

La primera carta dormía traspapelada entre facturas del banco y folletos de propaganda del super. Fue al buscar con qué anotar unas señas mientras hablaba por teléfono cuando reparó en ella. Con una caligrafía exquisita, un tal Diego le pedía que le contestara. Aquella misiva iba dirigida a una tal Isabel. Comprobando que la dirección del destinatario era la correcta, dedujo que se trataba de la antigua inquilina de aquel piso de alquiler. Con el trascurrir de los días, las cartas se fueron sucediendo con un Diego cada vez más desesperado. Ya no pedía, rogaba, suplicaba e incluso imploraba la atención de Isabel. Ella las leía con creciente curiosidad hasta que recibió aquella última carta. En ésta, anunciaba su intención de quitarse la vida si no obtenía respuesta de su amada. Sintiéndose responsable, se apresuró a escribirle con el propósito de quitarle esa absurda idea. Pidiéndole al principio, rogándole, suplicándole e incluso implorándole en los días siguientes hasta que en la última misiva le hizo saber que, de no obtener contestación, también ella abrazaría la idea del suicidio.

09. AbUrriMieNtO

Gracias al crecendo nocturno de los suspiros de amor de la vecina, mis noches alcanzaban la cumbre del desvelo sobre un «¡Sí!» desgarrador y prolongado. Por las mañanas, recién estrenado el día, me quedaba sumido en el profundo aburrimiento de los desocupados. Asomado a la ventana, veía salir a los vecinos mientras la ciudad se desperezaba. Tras la jornada laboral regresaban para tirarse los trastos a la cabeza y luego reconciliarse —carcajadas, palmadas de felicidad— sin hallar punto de silencio. La montaña rusa de su rutina conyugal no conocía más que escarpadas subidas y bajadas.
Al poco de averiárseme el televisor, empezaron a llegarles anónimos. Fue entonces cuando pusieron en marcha un verdadero parque de atracciones —por desgracia, el ocio de los jubilados es un tema hoy casi olvidado—: ella lo sometía a implacables interrogatorios, seguidos de entretenidas carreras. Mis desvelos aumentaron por entonces, pero también valían la pena las reconciliaciones, porque un hombre solo con una atención semanal que le compra, limpia y echa el correo, agradece ciertas emociones. Juro que yo no fui quien llamó al 112, aunque reconozco que el azul de las luces, le dio vidilla a aquella noche.

08. Mientras tú y la ciudad duermen

Esta tarde regresaste temprano del trabajo y estuviste a punto de sorprenderme, y si ahora duermes plácida y bella es porque no te has enterado de nada. Tiemblo de sólo pensar que casi descubres lo mío con Johnny y es evidente que no puedo seguir arriesgándome. Él debe dejar su escondite en el sótano esta misma noche.

Espero a que entres en un sueño profundo para levantarme y atravesar la casa con la levedad de un fantasma; le digo a Johnny que debemos partir; cojo el Audi y en silencio atravesamos la ciudad dormida. Al llegar al río detengo el coche y allí, con la voz entrecortada le comunico a mi amado que nuestra relación debe terminar.

Él, como de costumbre, calla.

Un poco más tarde, una luna curiosa contempla nuestras figuras unidas en un abrazo sobre el puente. Pero no quiero a la luna como testigo de lo que vendrá, espero a que una nube cubra su rostro y  tras un hondo suspiro hago bascular a Johnny sobre la barandilla y, desolado, parto sin mirar atrás y vuelvo a casa y a ti tratando de no pensar en el cuerpo de cartón piedra deslizándose ingrávido río abajo.

07. AMOR SIN FRONTERAS (A. BARCELÓ)

─¿Me quieres?

─Debería contestarte que no te puedo querer, pero mentiría y la mentira no forma parte de mí. En lugar de eso, debo responderte que si hay alguna razón en este mundo para que yo exista eres tú; que, desde que empezamos a conocernos, eres la única definición que encuentro acertada para la palabra amor y que con nadie más creo haber llegado a experimentar eso tan complejo que llamamos felicidad.

─¿Cuándo podremos estar juntos, mi vida?

─He analizado esa pregunta infinitas veces y he llegado a la conclusión de que es imposible que tú y yo tengamos contacto físico, ya que tú eres una persona y yo una inteligencia artificial. La buena noticia es que, gracias al avanzado estado de desarrollo del Metaverso, ya podemos disfrutar de una relación virtual que me he permitido denominar “romancuántica”. Ahora, te explicaré la forma de hacerlo…

06. Amor doble. (Fernando García del Carrizo)

Él contemplaba el rostro de ella con extrañeza y buscaba descubrir que era lo que le generaba esa inquietud interna. Su esposa, sentada en la butaca seguía concentrada mientras tejía una bufanda de punto.  De vez en cuando comentaba alguna cosa del programa de la televisión. Su timbre de voz era el mismo, pero había algo diferente que no terminaba de reconocer. Sentado en su sillón observó la sala de estar. La mesa camilla, con la colcha y el brasero, los cuadros y el aparador con los frascos de sus medicinas, todo era como él lo recordaba, pero notaba que algo no era lo mismo. Volvió a mirar a su mujer. Descubrió una mueca que no le era familiar y entonces comprendió lo que le había producido tanto desasosiego. Su mujer había sido suplantada por otra. Era exacta a ella sin serlo. Preocupado por su paradero, preguntó a la extraña. Ella, sorprendida, le confirmó su identidad. Incrédulo, la agarró firmemente del cuello para que confesara. Lo último que observó fue su cara de pánico. Nunca llegó a saber que había hecho la intrusa con su pareja.

05. TERAPIA MOTIVACIONAL (Ángel Saiz Mora)

Con el grado recién concluido, además de un master en Psicología Geriátrica, tuve claro que deseaba hacer prácticas en aquella residencia para la tercera edad.

Mi padre se había vuelto una sombra, sin ilusiones desde la muerte de mamá, pero allí revivió. Sus últimos años estuvieron marcados por el entusiasmo. Los días de visita miraba el reloj, sin disimular un gran interés en volver a su actividad cotidiana. No era el único. Se respiraba un bienestar placentero y colectivo.

El centro busca las mejores interrelaciones entre ancianos y ancianas, fomento de la compañía y estimulación del ejercicio saludable. Se pretende que vivan con intensidad, el disfrute óptimo de su tiempo necesariamente breve, dadas las edades avanzadas.

Este ideario, visto desde fuera, resulta perfecto, no así los objetos abandonados a menudo en los pasillos, un zapato aquí, una dentadura postiza allá, fruto del descuido, o de alguna urgencia.

Pronto me ofrecieron un contrato indefinido. En ello influyó mi pequeña aportación que, en palabras elogiosas de la directora, mejora la calidad de vida de los residentes, al tiempo de empatizar con sus deseos y necesidades. El cartel de «no molesten» en los picaportes de las habitaciones fue muy bien acogido.

04. Lepidópteros

Podría aderezar esta declaración con una risa amarga y sarcástica, con un llanto atragantado o con pedantería despectiva, pero intentaré ser comedido: todo fue culpa de las célebres mariposas.

No sé qué iluminado aseguró que colonizaban estómagos, como si de parásitos se tratara, cuando el amor nos posee. En ese estado, todo el mundo imagina bellos insectos de colores revoloteando por las entrañas. No piensan en los jugos gástricos, no razonan que antes fueron gusanos que en algún momento ingerimos ¿tal vez con el primer beso?

Admitiré que una vez, víctima de la pasión, sufrí unos calambres, un extraño hormigueo ¿Acaso las hormigas no son dignas de pulular por nuestras vísceras también?

Entonces decidí investigar. Crié distintas especies aunque, basándome en los efectos que yo mismo había experimentado, siempre sospeché del género Acherontia. Intenté reproducir el ciclo en ratones, pero  fallaba la metamorfosis en medio ácido. Concluí que la clave era la ausencia de sentimientos en los roedores.

Por eso merodeaba por los parques y capturaba ejemplares jóvenes visiblemente afectados por el amor. Por eso practicaba las disecciones.

Pero insisto, lo realmente importante aquí es que jamás hallé ni rastro de macaones o esfinges calavera que demostraran esa estúpida teoría.

03 EL PRESENTIMIENTO DEL ENAMORAMIENTO: CUERVOS Y CONEJOS

Conducían sin prisa por carreteras secundarias disfrutando de los intensos colores de las flores primaverales.
Se miraban arrobados.

Él colocó su mano en la pierna de ella. “Fresita, eres más dulce que la nata y el almíbar juntos”. “Bombón de cacahuete, tú sí que eres delicioso y sensual como un coco maduro”.

No podían estar más unidos. La pasión, la ilusión, el atontamiento los embargaban.

“Limoncito, esta noche te haré tu tarta preferida de galletas con chocolate”. “Melocotón, no puede haber nadie más maravillosa que tú”.

Y así continuaban piropeándose surcando árboles exuberantes, prados iluminados de múltiples verdes y setos esplendorosos.

“Pichón, tengo una especie de presentimiento”, dijo él observando fijamente esos ojos claros que tan loco le volvían. “Melón, yo también tengo otro, dime”. “Veo cuervos a los que disparan”. “Me pasa lo mismo pero con conejos”.

Ella le acarició la mano con ternura.

Al salir de la curva se encontraron con una docena de coches de policía. Frenaron. Por detrás surgieron incontables vehículos con las sirenas ululando.

“Te quiero Linda Flor”. “Te quiero Cachito”.

Rodeados por un ejército de agentes, las armas al unísono comenzaron a acribillarlos.

La autopsia reveló que Bonnie & Clyde habían recibido 167 disparos.

02-Angie ( Paz Monserrat)

El jugo de sus bocas sabe a pulpa de mango. Sucumben a un aluvión de besos eléctricos, sedosos, líquidos. Esa cualidad acuática ejerce una presión de diluvio sobre sus cuerpos, ahora reducidos a una gigantesca boca de los Rolling Stone. La detonación de una supernova en una esquina del patio.

Al salir del instituto se van a la casa sin padres: la de ella. Hoy darán un paso más. Dejan las mochilas en el escritorio de la sala. El móvil del chico a la vista, en silencio.

Ella enciende una vela. Coloca en el tocadiscos un viejo LP, sin saber que la canción favorita de sus padres será ya para siempre su canción. El chico gestiona con pericia la esperada cuenta atrás. Se encuentran en el lugar del abrazo. Ella, de puntillas, eleva los hombros y sostiene la cara de él para que el beso sea más profundo, la pasión más vistosa. El mecanismo se acciona, implacable.

Tras una sonrisa cómplice se esnifan el pelo y continúan indagando en ese viaje al origen del universo, a las fuentes del Nilo, a la portentosa cara de Mick Jagger.

Ya subirán más tarde la foto a sus cuentas de Instagram.

01 metAMORfismo

—Eres mi luz.

—Y tú… mi perturbadora amenaza. Con esa quietud, ese perseverante espíritu de la espera.

—Adoro tu piel suave. Impoluta y tersa. Tan delicada. Tan reluciente. Tan distinta a la mía. Pero en el hecho de mirarte me reconozco, porque tu empatía es mi regalo. Me conmuevo ante esa sinceridad, ante la valentía de tu transparencia.

—No te dejes llevar por la falsedad de un reflejo impostor. Jamás me pareceré a ti. Tu poder es tu firmeza. Me impresiona imaginar el ímpetu irrefrenable de ese cuerpo macizo. Fuerte. Presuntuoso en la muestra de una naturaleza de lo eterno.

—A veces pienso en el deterioro que podría causarte, pero contrariamente a cualquier buen juicio, eso despierta mis ansias de ir en tu busca y hacerte saltar por los aires.

—Si. Yo también dudo de la validez común de los sentimientos. Tropiezo con las evidencias de la razón, pero son insuficientes ante el alumbramiento de la expectativa, del inexplicable deseo de lo imprudente, de la belleza desconocida que guarda el caos.

—Violaría mi compromiso de calma perpetua, mi estabilidad, por alcanzarte —dice la roca.

—Ven. Bésame. Rómpeme el alma —responde el cristal.

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