Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

VOORPRET

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

ENoTiCias

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta cuarta propuesta es el concepto holandés VOORPRET. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 DE AGOSTO

Relatos

18. La figura de porcelana

Tenía que decir la verdad. Que había sido yo quien había roto aquella pequeña estatuilla tan hortera que mi madre custodiaba celosamente como recuerdo de mi abuela. Había sido sin querer. Dejé el bolso justo al lado y cuando fui a cogerlo la figura de porcelana se estrelló contra el suelo. Recogí los trozos, los coloqué como pude para disimular y me marché sin decir palabra.

Seguro que mi madre ya se ha dado cuenta. Seguro que sabe que he sido yo pero está esperando mi confesión o al menos eso hacía cuando era pequeña para «darme la oportunidad de decir la verdad» añadía siempre.

Cuando estaba doblando la esquina, justo antes de llegar a su casa, sonó el móvil: era ella.

−Dime mamá –contesté algo temblorosa y avergonzada.

−Hola hija. ¿Te importaría comprar pegamento especial para porcelana? Rompí sin querer la figurita de la abuela y pegué los trozos pero luego cuando la volviste a tirar tú se despegaron…

Nada más colgar me embargó una gran sensación de alivio, y animada por la doble revelación de mi madre, subí las escaleras contenta, tarareando una canción.

17. Mi Pequeño Príncipe

No pretendía que fuera azul. Tampoco quería besar ranas o sapos verrugosos. Pero había tantas posibilidades y todas tan apetecibles que, inocente de mí, me dejé llevar casi a ciegas.

Y todo por una palabra. A la que siguió otra y luego otra. Después llegaron muchas más; inundando libretas con historias, que se iban recargando con tachones de mil colores, flechas multidireccionales, notas al pie, tiros al aire y asteriscos auxiliadores.

Iba llegando la hora en que la Casa Madre enviaría mis letras al mundo, escogidas con esmero, habiéndoles dado un sentido común. Entonces me sentí inquieta. Deseaba que ocurriera, quería crear algo especial. Pero sentía que alguna mala víbora se me había cruzado por el camino, llenándolo de charcos, personajes caducados, falsas promesas, lugares comunes y muletillas poco toreras.

Con la emoción no noté las picaduras, pero las cicatrices permanecieron en mí; recordándome que lo importante era escribir mí propia aventura.

Ser testigo de cómo algunas de mis criaturas se unían en una sola, para nacer en una nueva dimensión era un sueño que pedía entrar en la realidad.

Aunque allá fuera, para mi pequeño príncipe, todo pareciera lleno de muros indescifrables.

16. EL CUENTO DE LA LECHERA (Jesús Alfonso Redondo Lavín)

Hablando conmigo mismo:

─Es una putada. Hacienda se queda con la mitad. Iré al banco a que me asesoren. He oído que puedes compartirlo con la familia; pero hay que declararlo antes de cobrarlo. Con la mitad crearé una fundación para la investigación de los remedios médicos para la neurofibromatosis II. Y eso, ¿Cómo se hace? Tendré que plantear el plan al BBVA o a MAPFRE que son expertos en FUNDACIONES. Luego habrá que encontrar un departamento de investigación que sea responsable y tenga los medios y la gente preparada. Tendremos que controlarlos, claro, que hay mucho fraude también en las fundaciones.

Esto que pienso me pasa todos los sábados. No puedo negar la emoción, aunque también la falta de esperanza que siento. Luego entrego, sin mostrar agitación alguna, el boleto en la oficina y la pantalla digital con sus números verdes responde: 3,95 euros. Y la voz de Isabel, la lotera, desde la otra parte de la ventanilla blindada dice:

─Vaya, esta semana ha habido un poco de suerte. ¿Otros 20 euros a los Euromillones?

Mis objetivos no los cubriría otra lotería. Ya sabes, los vascos a lo grande.

─¿Con los mismos números, como siempre? ¿Verdad?

─Sí, los mismos, por favor.

15. Un pequeño detalle

 

Me habían asignado el papel de organizadora del evento ¡qué responsabilidad!, ¿cómo contentar a dieciocho amigas y hacer que la novia tuviera la mejor despedida de soltera al mismo tiempo?

Después de pensar mucho y escuchar muchas opiniones, lo vi claro: todas eran unas instagramers en potencia así que mi plan era inmortalizar todos los momentos que íbamos a vivir, yo ya estaba salivando con la película.

Comenzaríamos el jueves con Melendi, María iba a flipar: su canción favorita sonaría mientras su cara aparecía en la pantalla gigante del estadio. La noche de pijamas que vendría después nos remontaría a nuestras noches de adolescentes, y la mañana siguiente…unos kilómetros en coche tuneado, todas vestidas de blanco y un book de fotos precioso en los campos de lavanda de Brihuega. La novia es bastante intrépida y una despedida de soltera sin broma no sería tal, así que le vendaríamos los ojos, le colocaríamos los arneses y ¡de cabeza al salto!, tres escalones y a descojonarnos de la risa, yo ya lo estaba disfrutando. Terminaríamos con una sesión de beauty spa; ¡lista para la boda!

Y llegó el día y se me olvidó que María era alérgica a las picaduras de insectos…

14. REGOCIJO PREMEDITADO (Edita)

Desde aquel diciembre en el que un sobrino aportó la tontería del amigo invisible a la celebración navideña del colectivo familiar, su vida es otra. El primer año, se agobió seleccionando un obsequio adecuado para la cuñada pija sin superar el tope de los quince euros pactados. El segundo, le tocó su marido, mucho más fácil. Supo lo que deseaba al instante y corrió a comprarlo, segura de haber acertado. Todo un éxito: objeto idéntico al que el obsequiado ya tenía en casa hacía tiempo, sin estrenar, y que ella misma había adquirido. Casi se muere de vergüenza; los demás, de risa. A la tercera, arrasó: gafas de realidad virtual para su hermano, la atracción de la velada. Se animó tanto que los años siguientes, incapaz de esperar el sorteo correspondiente, ya empezó en septiembre a rebuscar opciones por Internet para los veinticinco presuntos comensales. Finalizada cada prospección, sufría síndrome de abstinencia del placer experimentado. Y se le ocurrió programar la misma bobada en el trabajo, comunidad de vecinos, clase de zumba…, eligiendo fechas dispares para los distintos eventos. Actualmente, le quedan dos meses vacantes. Está pensando en crear por redes sociales un grupo permanente de adictos a la causa.

13. Cita a ciegas

Ella hizo una lista con los ingredientes necesarios para el postre: harina, huevos, azúcar, leche condensada, nueces molidas, levadura, zumo de limón… Las manos le temblaban mientras escribía.

Se conocieron en una página de desparejados buscando pareja y llevaban varios meses tonteando hasta el amanecer. En el trabajo ya habían notado algo, porque cabeceaba frente al monitor.

En todo ese tiempo se habían enviado fotos vestidos, desnudos y en pijama, recién levantados. Solo les faltaba tocarse, olerse y sentir. Por eso le pareció una fantástica idea verse a oscuras.

Lo esperaría en su casa con las luces apagadas y la cena lista. Él llamaría y ella abriría la puerta; se quedaría escondida detrás mientras él cerraba. Entonces lo cogería de la mano para llevarlo a tientas a la mesa. Antes se comerían a besos.

Se excitaba solo de pensarlo. Pero tenía muchas dudas: ¿seguiría sintiendo lo mismo cuando lo sintiera a su lado?, ¿le gustarían los dulces?, ¿le saldría el pastel tan bueno como siempre?

Todas ellas se despejaron con los elogios que él dedicó a la cena y cuando hicieron el amor.

«Olvidé comentarte que soy alérgico a los frutos secos» —le dijo él antes de encender la luz.

12. El despertar de las mariposas

Cruzó el puente, enseguida apareció ante sus ojos la conocida Colegiata. Siguió caminando retocándose el pelo y colocándose la blusa en un gesto que evidenciaba coquetería y excitación.

Al girar a la derecha se topó de lleno con la Plaza Mayor que aquel martes de mercadillo estaba repleta de gente. ¡¿Cómo voy a reconocer a Javier si ni tan siquiera conozco su aspecto actual, después de treinta años sin vernos?!

La preocupación dio paso a un estado de bienestar indescriptible. Decidió dejarse llevar. ¡Todo era tan mágico!, el lugar elegido para la cita del reencuentro, la incipiente primavera, el bullicio del mercadillo…Se adentró en los soportales caminando despacio como entre nubes, disfrutando de lo que miraba sin ver, de su pequeña aventura, imaginando lo que vendría después. Aquel cosquilleo en el estómago le indicaba algo. ¡Volvía a sentir!

En una de las terrazas un hombre con cazadora de ante, canas y cuidada barba se levantó como impulsado por un resorte. Ese detalle hizo sonreír a Inés. No había duda.

Los dos frente a frente, ajenos al mundo exterior, sintieron despertar a las dormidas mariposas.

11. Sueños color púrpura

El doctor me sonríe desde el otro lado de la mesa. «Es la última vez que nos vemos antes de entrar en quirófano», me dice. Creo que también yo sonrío, nerviosa. Rememoro los pasos que me han traído hasta aquí. Las charlas de joven con mi psicólogo, remontándome a la primera vez que lo puse por escrito en mi diario: «Gorda». No es solo que me lo hayan dicho en el colegio, que me lo hayan gritado en la calle, que mis padres aún intenten ponerle remedio desde el cariño. Es lo que siento, lo que me llevó a escribir: «Mírate: eres gorda, eres fea, eres mujer. No eres nada». Después, ya de adulta, los problemas de salud, el médico de familia, el nutricionista, la dieta —¿cuántas veces esta palabra en mis diarios?—; y, por fin, esta consulta, la explicación del proceso, el peso recomendable para la operación, el consentimiento informado.

Sobre la camilla del quirófano, el anestesista me pide que extienda el brazo y me coloca la vía. Poco después, llega mi doctor y me pregunta si estoy lista. Asiento con convicción y noto un leve bombeo en mis venas mientras el anestesista, cómplice, me desea felices sueños.

10. A LES ENFANTS…(Paloma Casado)

Pronto -dice- volveré a casa. Tim me reconocerá desde lejos y vendrá a buscarme ladrando y meneando la cola. Mamá habrá preparado la tarta que tanto me gusta y sus caricias olerán a manzana y mantequilla. Papá me abrazará orgulloso y Pierre querrá que le cuente historias de la guerra. Es posible que los vecinos del pueblo me reciban con honores de héroe, aunque yo no me siento así. Entre ellos estará Marie con ese vestido de florecitas que se pone en las fiestas. Me atreveré a besarla delante de todos y allí mismo le pediré matrimonio. Ella dirá que sí porque me ha estado esperando y no le importará mi cojera. Tendremos una casa con huerto y muchos hijos y …

La enfermera ha dejado de escuchar esa voz cada vez más débil y nota cómo se relaja la mano que retiene la suya. Acerca el oído a su boca para comprobar la respiración y cierra sus ojos. ¡Era tan joven! Llora por él, por todos ellos, por tantas historias incumplidas. Enseguida se recompone, debe atender a otro herido.

 

 

09 MANUALIDADES (Ángel Saiz Mora)

Eran una pareja peculiar, también a la hora de celebrar su aniversario. Para el de ese año acordaron un fin de semana de autonomía completa, en el que cada uno, sin desvelar los planes, pensó en realizar alguna actividad al margen del otro. Volverían a convivir sin hacerse preguntas tras el paréntesis.

Pese al secretismo, se notaba que sentían esas jornadas previas como la antesala de algo ilusionante, una pausa de agradecer en su previsible existencia.

Habían conversado sobre Japón tras ver un documental, fascinados por lo educado de sus gentes, con la simbiosis de tradiciones milenarias junto al progreso tecnológico, hasta frecuentaron un restaurante nipón en varias ocasiones.

El hombre consagró toda su atención a la técnica del origami, que ella consideraba insustancial y soporífera, por muy japonesa que fuera. Inscrito en un campeonato esos dos días, le entusiasmaba la cercanía del evento, aunque no acababa de perfilar bien los pliegues con papel humedecido que precisan las curvas, prefería figuras rectas.

La mujer tenía la esperanza de que Hisoka, el camarero atrayente y reservado, apreciase su geometría otoñal ambas noches al salir del trabajo, en particular, las ondulaciones que al marido, tan plano, siempre le vinieron grandes.

08 Punk-Rock Vampire

La noche se deja envolver por grisáceos jirones de niebla. En ocasiones asoma un tímido rayo de luna que rápidamente es engullido por la oscuridad creciente. Sólo en ese instante efímero se reconoce a las criaturas repugnantes por el brillo ostentoso de sus cuerpos tersos y húmedos. El vapor de los pantanos se confunde con la humedad que todo lo empapa…

De repente, vislumbro a la presa. Una especie de caperucita extraviada incapaz de desobedecer a sus amos. Contrariamente a lo que se piensa, siento lástima. Y un resquemor de venganza. Porque algún día serán ellos, los propios amos, los que caigan en mis fauces. Pero ellos se cuidan mucho de salir.

¿Para qué iban a hacerlo? Es mejor aprovecharse de las pobres muchachas miserables.

Sin duda, conocen mis gustos. Y no les hago ascos, no. Porque en cuanto el aroma pubescente de la joven se encuentra con mi nariz, los colmillos se me alargan proporcionándome un dolorcillo agradable que estallará en el máximo placer en cuanto los introduzca en su vena palpitante.

La luna vuelve a ocultarse. Llantos y gritos surgen de las chabolas del río. Nadie me invita a entrar en la casona, pero lo hago.

07. Un vino con cuerpo

Cinco años habían tenido que pasar desde la desaparición de mi abuelo para que por fin abriésemos la primera botella de Gewürztraminer.

Pocos habían llorado su ausencia. Era un hombre adusto, mal negociante y de ideas fijas a quien, durante mucho tiempo y sin éxito, sus hijos habían suplicado que les dejara usar las tierras de la zona alta para estas nuevas cepas. La policía dejó pronto la búsqueda ante la falta de pistas. Nadie había visto nada.

Mi tío abrió aquella primera botella ceremoniosamente y, tras degustarlo, mi padre dijo:

-Es un vino con cuerpo.

Los dos hermanos comenzaron a reírse de una forma un tanto histérica, luego solo hubo un largo silencio.

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