Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

FOBIAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en FOBIAS

ENoTiCias

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LAS FOBIAS. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE SEPTIEMBRE

Relatos

65 La rosa del millón de euros (Asunción Buendía)

El universo botánico me era tan ajeno como lo podía ser una base de seguimiento espacial, sabía de su existencia pero hasta ahí llegaban mis conocimientos.

De modo que cuando mi vecina me pidió el favor de cuidarle su rosal durante una mañana haciendo hincapié en “que nunca me lo habría pedido de no contar con nadie más”, acepté, visualizando algo así como los geranios de mi abuela.

Comenzó a darme instrucciones que además traía por escrito. Luego pasamos a ver su balcón y aquella única rosa.

Si hubiera entrado en la mencionada estación espacial, no me habría causado tanta impresión como aquella maraña de cables, goteos, termómetros, válvulas, parasoles, lupas, ventiladores, humificadores, deshumidificadores etc.

Su florecilla en cuestión tenía ya varios premios nacionales e internacionales y optaba al más preciado: un millón de euros, otorgado a su color. Un color rosa, para mi gusto, desvaído.

Yo debía vigilar que aquel despliegue técnico no fallara.

Al día siguiente así lo iba a hacer, cuando al contemplarla de nuevo hubiera jurado que me observaba como yo a ella, con atención, con curiosidad, mientras su brillo se acentuaba… ¿se ruborizaba?

Entonces escuché, cual dulce canto de sirena, su voz:

— ¡Por favor! ¡Libérame!

 

64. Uganda: Rosa sobre negro (Mel)

Mbura es su amigo, su hermano, el que le protege de los empujones y burlas de los demás chicos. Él le rescató de una choza incendiada y  sus recuerdos vacíos.  Mbura ha prometido que a su lado dejará de ser un crío y le regala cigarrillos que, aunque le hacen toser, le agravarán la voz. Hace un par de semanas que probó el alcohol, ya no lo vomita y le gusta esa sensación de euforia. Eso debe ser crecer porque ayer le entregó un kalashnikov y les acompañó de misión.  Fue fácil, sólo apuntar y apretar el gatillo. No dolía nada. Después lo quemaron todo y ataron a los que aún vivían.  Mbura dijo que solo le faltaba una cosa para ser un hombre de verdad. Soltaron a una niña y le arrancaron su gomesi dejándola en bragas. Rosas.  Ella lloraba y los demás reían.   Y entonces recuerda.  Makele, su hermana, su amiga. Las bragas rosas. Makele, lágrimas. Mbura, risas. Las bragas rosas, oscuridad, las bragas rosas.

Es cierto, piensa, ya se ha hecho un hombre y sabe usar su nueva arma.

63. UNA DE MECANO (A. BARCELÓ)

Yo no era muy guapo, ni popular, ni interesante, por eso, cuando la chica más estupenda de la clase me invitó a ir con ella y sus amigos al concierto, me quedé petrificado.

Se rieron a gusto observando la cara que se me ponía al verla aparecer, con su vestido rosa, colgada del hombro de Manu, el chico más canalla del instituto. Aquello solo había sido una treta para burlarse de mí. Me dejaron plantado como el imbécil enamoradizo e iluso que había demostrado ser. Lo superé como pude, aunque me dejó marca.

Ha pasado mucho tiempo, tenía enterrado aquel episodio en el cementerio de los recuerdos ingratos hasta que, hace unos días, me crucé con ella. No había vuelto a mirarle a la cara y pensaba seguir sin hacerlo. Fue ella quien se acercó a mí avergonzada y arrepentida. Acepté el café al que me invitó, charlamos y quedé sorprendido de su madurez. Confesó que la vida no le había ido bien en el plano sentimental. Antes de despedirnos, intercambiamos teléfonos.

Hoy, me ha llamado y me ha ofrecido quedar. Dudé antes de aceptar, no puedo quitarme de la cabeza aquella canción: “una rosa es una rosa es…”

62. LA VIUDA ROSA

Siempre elige ropa interior rosa y medias de cristal a juego con el sujetador. Los viernes por la tarde Sally empapa su cuerpo en Chanel y se ajusta la minifalda antes de salir de caza.

Entrará contoneándose en El Pink para no pasar desapercibida, y el camarero le servirá un Cosmopolitan al fondo de la barra. Antes del segundo sorbo alguno la invitará a otra copa, y ella la rechazará si no está lo suficientemente borracho y su dedo anular carece de alianza.

Hoy su presa apesta a alcohol, pasa de los cuarenta y es bien parecido. Enseguida se sobrepasa con ella, a lo que Sally corresponde con una sonrisa de complicidad.

Dejará que le pague la última y la invite al asiento posterior de su coche, allí permitirá que la desnude y le sobe los pechos cuanto quiera. Cuando detecte su predisposición se soltará la melena y, por sorpresa, le hundirá en la garganta el alfiler de una cuarta que anudaba su pelo, hasta notar cómo le perfora la médula.

Y es que Sally no soporta los maridos infieles, esos que engañan a sus mujeres los viernes por la tarde después de la oficina.

61. Los amantes viajeros (María José Escudero)

Ya  sé que no vas a enfadarte si me quedo. Pero hemos viajado juntos por la vida desde que cumplimos los dieciséis y no quiero dejarte sola. Cargábamos la mochila al hombro y partíamos al monte tan felices. ¿Recuerdas? Cuántas noches de agosto, como esta, hemos visto caer estrellas, cuántas hemos dormido al raso acurrucados en aquel saco de plumas. Y las veces que hemos asomado la cabeza por los faldones de la canadiense—nuestra primera casa— para ver amanecer. Así año tras año hasta que saqué la oposición y nos casamos, y cambiamos el camping por el hotel. Luego nos propusimos visitar todas las capitales europeas y casi lo conseguimos. Ya sé que hubieras querido cruzar el charco y conocer La Habana, sin embargo, lo que hemos disfrutado en Benidorm no tiene precio.

Me da pena por la asistenta. Se va a disgustar cuando se entere mañana, y es que vaya una ruta que hemos elegido en esta ocasión. Van a pensar que estamos locos.

Me explicaron que estas píldoras rosas tardan media hora en hacer efecto. Veo que asientes.

Buen viaje, mi amor. Déjame darte un beso antes de partir.

60. UNA SINGULAR DEBILIDAD (Isidro Moreno)

Su reciente descubrimiento del transformismo le aportaba un anhelado equilibrio emocional.  Desde niño había llevado en secreto su afición por las muñecas, por los vestidos de niña y por el color rosa. Pero siempre en secreto.

Cada fin de semana, sobre el escenario y ante un variopinto público, el mundo Drag Queen le ofrecía una felicidad desconocida y prohibida hasta entonces.

En el camerino recordaba la excusa dada hoy en la oficina para no asistir a la comida de navidad.  A la voz de, “Rosa Clara, a escena”, se santiguó y salió a interpretar su número musical con play-back y baile. A continuación, en el monólogo de tinte picante, ya con la sala iluminada, observó con espanto y angustia que uno de los grupos de espectadores eran sus compañeros de trabajo quienes, finalizada la comida, habrían decidido tomar una copa en algún antro animado.

A pesar del disfraz, notó que le habían reconocido, sin embargo no hubo intercambio de palabras ni gestos cómplices durante la actuación.

Al día siguiente, en la oficina, le prepararon una fiesta sorpresa como felicitación, aunque debieron anularla por ausencia del homenajeado.

Horas después, supieron que nunca volverían a ver vivo al compañero, artista revelación.

59. ¿Azul o Rosa? (Alicia Alguacil)

¿Azul o Rosa?

  • Yo soy Rosa, pero no rosa frágil, delicada, permisiva y callada.

Me gusta además mezclar colores, a veces soy amarilla, otras naranja, otras blanca,  violeta…

Hoy leo en la prensa:   “Cronología de víctimas mortales de violencia de género de 2019… Con ellas, son 1.015 las mujeres muertas desde el 1 de enero de 2003.”

Seguro que a todas las vistieron de Rosa al nacer. Pero al crecer la única gama de colores que vieron fue, el morado en sus mejillas y el rojo en que brotaba de alguna herida en la piel.

¿Qué tendrá el Rosa que confunde tanto a algunos  hombres?

  • Yo no lo sé.

“El lazo rosado es un símbolo internacional usado por personas, compañías y organizaciones que se comprometen a crear conciencia sobre el Cáncer de mama.»

¿Por qué todo duele más si es Rosa?

  • Yo no lo sé.

Solo sé que nací mujer, me vistieron de rosa pero  me gustan todos los colores del arco Iris sin distinción del Azul o Rosa.

58. SERÁ NIÑA

Me lo compraron todo de color rosa. Estaba a punto de nacer, me quedaban
poquitos días. Aquella madrugada cuando nací, mi nombre ya no sería Teresa.
Ahora había que cambiarme el nombre.Pensar en otro, no era niña como todos
habían pensado. Era un varón. Fue una testarudez de toda la familia. «Será
una niña».
En aquella época no existían los monitores de ecográficos. Al preparar el
ajuar para el bebé, como iba a ser una niña, todo tenía que ser de color rosa.
Si eras niño te vestían de azul. ¿Y ahora qué? Que hacían con toda esa ropa
rosa. Ahora era Manuel (Así me pusieron de nombre). Los niños tienen que ir
vestidos de azul, si lo vestimos de rosa, lo convertiremos desde niño en un
afeminado. Desnudito. Me tuvieron envuelto en una sabana del hospital hasta
solucionar tan gran problema.

57. ROSA MARICÓN RAMÓN (Belén Sáenz)

Los tíos corren delante de los grises y huyen de toda mezcla de rojo más blanco. Primer mandamiento: Ni siquiera mencionan el color tabú. Nada de lacostes fucsias anudados a la cintura. Fuera la piruleta de fresa porque tiñe peligrosamente la lengua. Guerra a las gambas con salsa rosa (¡salsa coctel!). Y esquivan la atadura de los labios de una chica desnudos de carmín, decía mi amigo.

Oponía a mis reproches y burlas el embiste de sus ojos mansos. Yo quería que se acogiera a mi ejemplo, que dejara atrás la camaradería mal entendida. Insistí hasta el día en que me subió la manga y me enfrentó al galope desbocado de mil hipodérmicas en mi antebrazo. No volvimos a dirigirnos la palabra. Años después despejó rencores para visitarme en el hospital donde estaba ingresado. Por aquel entonces, harto de arrastrar por la vida aquel nombre pesado, de linaje camionero, se había convertido en Monchi y ponía chapas en Chueca. Nos abrazamos sabiéndonos consumidos ambos por el mal de las cuatro siglas. El cáncer rosa (finalmente tuvimos que afrontarlo) se iba a encargar de expulsar del paraíso de la Democracia a Ramón y a Adán.

56. Tabú rosa

Mi madre tenía una relación extraña con las palabras, no en vano era filóloga. Por ejemplo, la palabra rosa, no la podía ni oler. En mi casa era tabú: no se compraba nada rosa, estaban prohibidos alimentos como la mermelada o el helado de fresas. Si llegaba un ramo de rosas a casa iba directamente a la basura. Un día ella me hizo tirar un bocadillo de mortadela que me había traído la abuela y me quedé sin cenar. Aunque de puertas afuera formábamos mi madre y yo una familia normal,  la alergia al rosa trastornaba mucho la vida diaria: no pude presentarme al campeonato de gimnasia rítmica porque el maillot del grupo era rosa, tuve una profesora llamada Rosa a cuyas tutorías nunca acudió…Me consolaba pensando que el rosa era al fin y al cabo un color secundario; peor hubiera sido el rojo, entonces nos habríamos saltado los semáforos. Nunca quiso confesarme los motivos de tal aversión, así hasta su entierro prematuro, al que mi padre acudió del brazo de su esposa actual, aquella por la que había dejado a mi madre y a la que finalmente conocí: Rosa.

55. La Vie en Rose (David García Pérez)

«La vida en rosa.» Aquella fue la promesa que siempre me mantuvo unida a él. Ese deseo de dejarlo todo atrás y huir lejos del estrés de la ciudad. Él siempre bromeaba con construir una casa en algún lugar perdido que hiciera honor a mi nombre, Rosa, con un color brillante y un precioso jardín de rosas. Pero fue ese mismo rosa, aquel que apareció en la comisura de sus labios, gracias a la ayuda de alguna furcia de pueblo, el que manchó el precioso vestido rosa con el que lo enamoré, en un rojo anárquico y violento.

54. Rosa coral (Anna López Artiaga / Relatos de arena)

Desde que pintaron la escalera con el color de moda la vecina “malaspulgas” del segundo me da los buenos días y sonríe aunque los niños bajen saltando los escalones de tres en tres. La hija de los del primero ha florecido repentinamente y la portería se nos ha llenado de muchachos adolescentes que acuden cual abejorros y que siempre, siempre, se equivocan de piso en el telefonillo. Además, la viuda del entresuelo ha mudado su vestuario y se rumorea que en los bailes del hogar ya no rechaza las invitaciones de los jubilados que la cortejan al estilo de antes.

Por contra, la mujer del presidente se ha fugado con el del quinto segunda y encima les ha tocado la primitiva. En la última junta, la vecina del quinto ha propuesto, entre lágrimas, que se pinte de nuevo la escalera. El presidente, al que todos llaman ya “el cornudo”, nos ha enseñado un muestrario de colores grises con el que pretende que la comunidad recupere la normal convivencia.

Personalmente, prefería el blanco, neutro y limpio, pero tengo por costumbre no bajar a las reuniones de escalera.

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