Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

NEPAKARTOJAMA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

ENoTiCias

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta última propuesta es el concepto lituano NEPAKARTOJAMA, o ese momento irrepetible. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
Esta convocatoria finalizará el próximo
31 de DICIEMBRE

Relatos

34. La sombra del éxito (Alberto BF)

Guardó la estilográfica en el bolsillo interior de su chaqueta. Acababa de firmar el quinto contrato millonario en el último mes. Posó para la foto en actitud triunfal, estrechando la mano del satisfecho magnate.

Según regresaba en su descapotable camino de la mansión de la costa, puso el manos libres para llamar a su socio. Demasiado dinero para tributar en España, había que moverlo para que fuera rentable. Mañana discutirían la manera de hacerlo.

Al llegar a la villa, abrazó a su hija pequeña y besó a su pareja, como cada tarde. Masaje relajante antes de la cena, baño en jacuzzi y agradable sensación de felicidad completa. ¿Se podía pedir más? Y todo conseguido a base de esfuerzo, dedicación y olfato para los negocios.

Tras la cena, fingiendo indisposición, se encerró en el baño de su lujosa habitación, y rompió a llorar una noche más. Era angustioso representar ese implacable personaje de apariencia feliz que tanto odiaba. Pero hoy acabaría con la farsa de una vez por todas. Con manos temblorosas, agarró el frasco de pastillas y sacó del bolsillo su breve y meditado mensaje de despedida: «Me cansé de fingir, pero siempre os quise. Ana Patricia».

33. CARTA A UNA HIJA

Tu papá era algo canijo, aunque muy tierno y dulzón. Allá donde fuera, tus cientos de tías y primas lo acosaban voraces, babeaban nada más verlo esas pelanduscas. Yo en cambio me mostraba enigmática, nunca lo provoqué, aguardando pacientemente mi oportunidad en la sombra. Cuando ya no pudo más, se acercó hacia mí, confiando en que sería diferente a con el resto. Le sonreí complaciente, le dejé hacer, gemí para animarlo hasta que se licuó entero en mi interior.

Entonces le di un beso de despedida y empecé a devorarlo por la cabeza, como haría cualquier mantis bien educada.

32. NO CORRAS, PAPÁ

El tiempo y nuestros actos avanzan siempre en el mismo sentido, hacia delante, y lo que nos ocurra después no dejará de ser algo tan impalpable como lo que nos sucedió en el pasado. Esto mismo se repetía el conductor que, con la vista al frente, avanzaba por la carretera aunque con un ojo puesto en las menguantes imágenes del retrovisor que cada vez eran más difusas y desaparecían en las curvas. También echaba una ojeada de vez en cuando al salpicadero, donde, como en un altar, reinaba una vieja foto de ellos tres, de cuando todo iba bien y ni se le habría pasado por la cabeza huir con los restos de su familia en el maletero.

31. TODO O NADA

María llega a Madrid de su Cantabria natal, impartía lengua y literatura en un instituto de secundaria; joven, y con ganas de comerse el mundo, no dudó en aceptar el reto y vivir nuevas experiencias, a sabiendas que sus alumnos eran conflictivos. Nada hace presagiar el calvario que se avecina.

-Buenos días, mi nombre es María y soy vuestra nueva docente de lengua y literatura,

Ha pasado un mes y nuestra cántabra está integrada, sus alumnos, a pesar de ser conflictivos y no tenerlo fácil en la vida, son geniales y tienen ganas de aprender, todos menos… Javier.

– ¡Que buena está! – ¿Quedamos en los billares? – No puedo más con este chaval…

María lleva días sin aparecer y sus alumnos temen lo peor, Montoya tampoco aparece, blanco y en botella.

Eugenio se presenta con María mal herida en urgencias… salvada por el alumno engreído y mal educado, es interrogado por varios agentes y su testimonio es crucial; él, es inocente, solo se ha enamorado.

Las pesquisas policiales llevan a la detención de Julián, acusado de secuestro y agresión hacia la profesora, era tal su obsesión hacia ella, que decidió tomar esa drástica decisión.

Queda claro, las apariencias engañan.

30. Trampantojo

Aunque parezcan estar hechos con rotulador, ella afirma que son tatuajes. Los mensajes y dibujos de distinto tamaño simulan haber sido colocados al azar, pero en realidad, cubren su cuerpo de manera estratégica. Sin ella pretenderlo, a ojos de los demás, le confieren ese aspecto de tía dura, que provoca entre los compañeros admiración y temor a partes iguales. Su rostro impenetrable les infunde demasiado respeto a todos. Por eso ninguno se atreve a negarle un favor ni a llevarle la contraria en nada, excepto yo. Ella confía totalmente en mí, sin embargo, comprendo que a veces prefiera estar sola. Algunos confunden su mirada ausente con desdén y prepotencia. Ignoran que se equivocan. Tal vez porque jamás la han visto tragarse su dolor y llorar de impotencia con el alma herida, como lo he hecho yo. Desconocen lo difícil que resulta ocultar las huellas de esas caricias que tanto duelen.

29. Turbulencias (Marta Navarro)

De espaldas a la ventana, Amelia intentaba no hacer caso a la tormenta. «No tengas miedo, chiquitina ─tranquilizaba en un susurro a su muñeca─, los truenos no hacen nada, solo ruido, mucho ruido. Antes a mí también me asustaban, ¿sabes?, pero  ahora que soy grande ya no ─Brrrmmm, la desmintió el cielo con estrépito─. Bueno, a lo mejor todavía un poco sí… Ven, vamos a escondernos dentro del armario, ya verás qué tranquilitas estamos».

─Mamáááa ─el grito de Álvaro la sacó de su refugio─ la he encontradoooo.

Acurrucada entre abrigos y mantas viejas, Amelia parecía un pajarito asustado.

─Ven, abuela, ven conmigo ─la abrazo el chiquillo, recogiendo del suelo la muñeca─, no llores. ¡Mira! ¡Mira, si ya escampa!

28 Ménage á trois

He comprado una botella de vodka para agasajarlas, aunque ellas no beben. Vivir con dos supermodelos rusas me ha cambiado la vida. Son inmunes al frío, se pasean por casa semidesnudas como diosas eslavas. Es un placer ver sus pies de anuncio de sandalias sobre la mesa de centro, mientras vemos en la tele la versión  rusa de Pasapalabra. A veces me leen Crimen y Castigo o Los hermanos Karamazov. Da gusto oírlas pronunciar los patronímicos, parecen del mismo San Petersburgo. En el ajedrez son intratables, jamás he conseguido ganarlas.
– Hijas de Karpov – les digo algo picado mientras recojo las piezas.
Mi mujer se fue hace meses reprochándome que vivía fuera de la realidad. Nunca entendió que la realidad es para el que no puede pagar algo mejor. Cuando nos vamos a la cama se me saltan las lágrimas. Svetlana, siempre tan responsable, se pone seria y me dice que nueve de cada diez oftalmólogos no recomiendan convivir más de ocho horas con un holograma. Que lea el manual de instrucciones para más información. Entonces me echo unas gotas para la irritación y las apago con ternura. Mañana vienen mis padres a comer y quiero que estén radiantes.

27. CATAS (Rafa Olivares)

Con absoluta concentración, observa el fluido al trasluz y afirma «Tonalidad de primavera suave con destellos dorados, brillantes y sensuales; presencia de microsedimentos», luego aspira su aroma y asevera «Esencias de frutos silvestres con notas de algas marinas». A continuación, degusta unas gotas y proclama «Un punto de ligera acidez y permanencia retronasal en el paladar». La auxiliar ha tomado nota de todo en la ficha. Los informes salen ahora muy completos y los diagnósticos y tratamientos resultan más sencillos y eficaces. El Jefe del Servicio de Análisis Clínicos del Hospital General está muy satisfecho con la incorporación de un sumiller al equipo para el examen de las muestras de orina.

26. LA TRAMPA (Belén Sáenz)

No estaba mal. Nada mal. Hacía piruetas de frente y perfil para apreciar los réditos de tantísimo dinero y dedicación. En el espejo, un yo destelleante. Incluso diría que había crecido algún centímetro. Me brillaban los ojos y el cabello; moría de ganas por acariciarme la piel. Aproximé los dedos extendidos hacia el azogue, dejándome llevar por un nosequé magnético. Vi mi imagen temblar de placer, expandirse en ondas vibrantes, elegantes. La mano entró con naturalidad en mi nuevo contorno, que tenía la consistencia de una natilla dulce y tibia. Olía a ropa limpia, a atardecer de primavera. Tras los brazos, que se adaptaron como una serpiente a su propia muda de piel, aproximé el rostro. Justo antes de acoplarme en mi ser plegué los párpados y respiré hondo. Los sonidos y las luces implosionaron; fue como zambullirse en un lago limoso. En el reverso me estaría esperando un país de las maravillas. Pero abrí los ojos y allí solo había una chapa de madera oscura. Rancia y plagada de carcoma. Sentí un frío helador en la nuca y se me paralizó todo el cuerpo cuando fui consciente de que había quedado atrapada de espaldas al mundo.

25. RAZONES PODEROSAS

Se acercaba la noche y el frío empezaba a colarse por las ventanas y entre los cuerpos desarrapados.
Escondida tras unos barriles de cervezas, María asomaba su cabeza pelirroja cada vez que sentía abrir la puerta del local.
Sabía que allí corría peligro pero necesitaba contactar con él.
Después de un par de horas, que se le hicieron eternas, por fin vio asomar su figura desgarbada, llena de encanto.
Parecía alegre y un poco entonado. Pero conforme se acercaba se iba poniendo cada vez más nerviosa.
Y ella no sabía como plantearle su problema sin que la tomara por loca.
– Hola Jaime, ¡te veo bien! ¿Cómo os van las cosas por casa?
– Lucía, ¡qué haces aquí? ¡No sabes que te buscan por el atraco a la joyería!
Tratando no alzar la voz, contestó.
– Necesito que me deis refugio. ¡Me lo debéis!
– Si no lo haces por mí hazlo por tu hermano al que llevo dentro de mis entrañas.

23. Vino, la vi y la venci

 

También vino a visitarme.

En aquellos días un grave problema de salud atenazaba a mi familia y cuando yo empecé a tener molestias mi cabeza se disparó, un único pensamiento ocupaba mi mente, obviamente alguien iba a perder la partida y ésa iba a ser yo. De repente la mirada se me extravió, las ganas desaparecieron, mi corazón pugnaba por salir por la boca y mi interior era un volcán a punto de estallar, me sentía morir. La doctora que me atendió en urgencias me diagnosticó en un segundo: “Usted presenta un cuadro de ansiedad y depresión”.

¿Yo? No podía creerlo. Sólo fueron dos semanas de tirarme a la pastilla en cuanto me despertaba, aunque fueron días largos en los que la cabeza navegó por ideas oscuras.

Hoy reconozco en ti todos los síntomas sólo que tu llevas batallando mucho tiempo. Tras dos horas de conversación creo ver un hilo de brillo en unos ojos preocupantemente apagados. No puedes creer que yo, tan vitalista, tan segura de sí misma, hubiera caído ahí.

Pues sí recibí su visita, y tu deberías dejar de ponerle canapés, verás que pronto cambia tu desangelado aspecto en cuanto se marche.

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